El cuidado y respeto por el medio ambiente es parte de nuestros valores y políticas corporativas. Es por eso que, dentro de nuestra labor, mantenemos una preocupación constante por el entorno natural y medioambiental, buscando reducir nuestros impactos ambientales en nuestros procesos productivos, permitiéndonos ser cada vez más sustentables y conscientes en el uso de nuestros recursos.
Bajo la marca San Clemente Organics, el proyecto orgánico de nuestra empresa, nace con el objetivo de entregar alimentos amigables con el medio ambiente, permitiendo satisfacer la demanda de un público exigente y preocupado por la salud, bienestar y sanidad en la alimentación.
Nuestras manzanas son producidas en el campo El Alazán ubicado en la región de Ñuble, el que opera bajo estrictas normas de certificación orgánica, utilizando técnicas fitosanitarias exclusivas para su mantención que permita garantizar productos totalmente libres de químicos y residuos.
Además, en asociación con nuestro productor de orgánicos Montes de Molina, San Clemente posee una central de proceso exclusiva para fruta orgánica (Central Frutícola Lontué) que cuenta con líneas de proceso y cámaras de frío ajustadas a las necesidades de nuestros productos.
Ser sostenible implica un estándar de hacer las cosas bien, garantizando el equilibrio entre crecimiento, cuidado del medio ambiente y bienestar social. San Clemente Foods mantiene un plan activo de reducción de emisiones, de reciclaje y del correcto uso del agua y su posterior tratamiento, trabajando activamente junto a sus colaboradores para el logro de esos objetivos.
Con el objetivo de no generar residuos y disminuir la contaminación ambiental, hemos adoptado la reincorporación a la tierra del material vegetativo procedente de los replantes. Esto se hace mediante una máquina que tritura la madera reduciéndola a chips, los cuales luego son reincorporados para mejorar y proteger nuestros suelos (que serán replantados). De tal forma se elimina la técnica de quemar los troncos, la cual era contaminante y elevaba los riesgos de incendios.
Como medida de seguridad al abastecimiento hídrico, hemos ido creciendo en los volúmenes de agua embalsada dentro de nuestros campos, construyendo tranques con revestimientos de geotextil. Esto también nos ha permitido optimizar el uso del recurso hídrico disminuyendo las pérdidas asociadas a la infiltración.